El silencio despierta, huye y se esconde
en la hierba amarilla de este páramo
que, mancillado, extiende su pecho contra el cielo.
Crepitan pájaros inmóviles
en el azul más puro, en el deseo grana.
Una rosada pulpa tiembla en sus muslos rubios.
Un jadeo cual eco que se oprime, reflejo que transpira,
asciende rayando la tarde.
Nadie lo siente.
El tiempo cabecea en un instante desmesuradamente largo,
lento.
_________________
Un Poema de Juan Vicente Piqueras
Hace 6 años
No hay comentarios:
Publicar un comentario