domingo, 9 de agosto de 2009

La poesía ha muerto "Esteban Granado"

Dicen que ha muerto el arte de caminar el mundo de puntillas
sin sublevar la permanente melancolía del tiempo,
su despótica tristeza.

Dicen que ha muerto el arte de romperse, el arte de caer y revolcarse,
el don curioso, el presagio honorable, la diestra de dios padre
o el color de la tierra del olimpo:

que ha muerto alanceada y torturada
tiroteada en un motel de carretera
apuñalada por el joven bruto
envenenada con tacón de aguja
que ha muerto ahorcada en su corbata sedicente
sublimando su célebre fatiga

(y hasta Nas dice que el hip-hop ha muerto, con una rosa negra entre las manos).

La poesía ha muerto.

Dicen que sonreía recitando el poema y chocaba las copas con el rictus encima,
vestida de domingo, con el justo perfume, el maquillaje justo
y las justas alhajas titilando su pátina de abril,
que rimaba cursiva y flagelada, al margen de las páginas,
y se dejaba llevar por la fortuna oscureciendo su gloriosa cabellera

(y luego, en un suspiro,
que el hedor a eternidad se extendía por los desabrigados horizontes
colapsando bandadas de garzas invernales,
y que la sangre, en su contorno inabarcable,
era un líquido huérfano y era el reflejo azul de un río bravo).

La poesía ha muerto, pero está dormida,
es libre de rodar o de pedir asilo,
libre de sacrificar el copioso rebaño de Calíope
o de enmendar la plana al propio firmamento

(y algunos dicen que su tumba es frágil como una plataforma de rocío,
como una formación de hojas de hierba).

jueves, 23 de julio de 2009

Innumerable "Batania"

No me apreses,
que son pocos los días.
Que digan que fui innumerable
y nunca secas
las hojas caducas de mi vida.

miércoles, 15 de julio de 2009

Deconstrucción del amor (Dolors Alberola)

Me arañas la memoria y crecen ásperos
naranjos que se extienden más allá de la piel,
colmenas que me obcecan, sus avispas
llenan de miel mis ojos y con cera
edifican mi forma entre lo oscuro.
Sangra mi carne ahora,
dibujando tus sílabas candentes.
Yo camino por ellas,
me voy aproximando al lugar que no ocupas,
rielo entre los besos que jamás fueron dichos,
me acomodo en tu vientre
y sorbo con fruición de tu silencio.
Me arañas los pezones
y el pubis, que no es sino un infierno
de plenitud deseando
asimilarse a ti.
Muerdes mi corazón; como un estigma
yo recuerdo tus manos, me desgarran
allá donde se asienta tu perfume.

viernes, 26 de junio de 2009

A los que nunca duermen (Carmen Iglesia)

Te has dormido tan pronto,
tan desnudo de cieno
que eres barro nocturno, manos sin moldear.
Un ojo que transita por los charcos
buscando peces vivos en su fondo.
Mientras duermes, la prisa se hace espesa,
morada de cemento, espejismo de sal;
la urgencia se detiene en tus pupilas.
Le has regalado al atlas una sombra de luz,
un pozo de pereza que vuelve lento al mundo.
Buscas lo que te asombra y lo secuestras:
en tu cama se duermen los países,
los faros, los tranvías,
controlas las mareas desde el sueño.
Mientras otros se ocultan bajo un párpado,
en ti se hace verdad la inmensa noche.

viernes, 12 de junio de 2009

Óparis y Cálipse (zagales eternos) "Antonio Justel"

... en el monte
- a solas -
se amaron y juraron en diciembre;

… por diciembre se acortan las majadas, las palomas,
el canto del cielo, la luz,
y sólo el sol de las nieves pastorea en las cumbres
y allí queda, encendido;

… se murió Cálipse en invierno;
el veintitrés de enero se abismaron el fuego y las tormentas
y el frío embistió a las jaurías y al ojo del jaguar y al toro negro;
[un frío así de insoportable no tiene incertidumbres]

… subió Óparis al monte trepando por él, sin él,
por la oscuridad pura,
por el vientre salvaje de una piedra infinita;

… Cálipse estaba al lado de la puerta, caída;
como una mariposa helada la tomó y, sin prisa, mirándola,
la posó suavemente en el suelo de la choza;
después bajó los ojos y allí estuvo,
de pie toda la vida.

sábado, 6 de junio de 2009

Los sueños son sólo símbolos que encarnan las quimeras (Alonso de Molina)

Cómo alumbrar la oscuridad de un pecho
que ni dios ilumina.
Se podrían, tal vez, esconder los excesos,
la amargura feroz que nos hará sentir
la carne entre las algas, el amargor perdido,
durmiendo sus excesos con los ojos desnudos.

Podríamos prevernos sorteando la ruta que nos conduce al bosque,
nutrirnos de un sonido de esperanza
que a voz tranquila tararea sus ecos.
El mundo es un reflejo de lo que somos,
nada es tan verdadero ni tan dispar,
la cultura se engrandece en diferencias;
el cambio facilita el avance del hombre.
Los arraigos de fe, los crímenes,
la ambición de poder, la lujuria y el odio
nos atan a lo arcano y sibilino
(Si. Tal vez las ortigas huyeron de aquel mes de octubre en que todas las cartas fueron perdidas por azar. No puedo simplemente decir: -Señor, no tengo nada; tan sólo los distintos rostros que cada día parpadean en mí. -Nada, Señor, no tengo nada. -Duermo sin ti, Señor, como un animal que no encuentra hogar.)

Tal vez la indiferencia pudiera herir rompiendo las razones.
No siendo nadie.
De no pertenecer a nada
y ser solo un extraño en el propio vacío.

A fin de cuentas,
todo es sagrado entre los lienzos:
Pintar una mejilla brotada entre naranjas
o escribir un poema para ungir de prudencia
los subrayados signos;

a veces llueve
y los sueños son sólo símbolos
que encarnan las quimeras.

martes, 19 de mayo de 2009

Mercurio cromo(el color del infinito) "Blanca Sandino"

I
Como unaherida mal cicatrizada vives en mí.
Como una herida mal cicatrizada.
Como una herida.
MercuroCromo(el color delinfinito)



II
Me preguntaste cuál era el problema
y me detuve. ¿Cómo podía explicar que había doblado
el paisaje como una hoja de papel,
y que desteñido por la lluvia
se había convertido en un borrón
lleno de mariposas muertas? Te sentirías culpable.


III
Tu ausencia curva mis brazos
como el silencioso azul de Marzo
como mis criaturas del rocío
como mis pasos en la niebla
como mis pasos niños
como tus pasos cuando te alejas.


IV
En alguna parte de ese círculo que soy
y recorre mi sangre (a veces con desgana)
se ocultan presagios oscuros como el carbón de hulla.
Trémolos, y cuando me pronuncias
-trémolo-
carbón al rojo vivo.


V
Cierro los ojos al roce (tierno desamparo)
de tu recuerdo en mi alma. Él apaga, estoy segura,
los ecos de tu voz cuando me duermo.
Gris, pienso, gris. Juan Gris, para inmortalizar
este momento, y siento mi alma volviéndose pincel.
Pincel enseñado por tus manos
para pintar infinitos azulmente infinitos.
Mis Infinitos,
mis azulmente infinitos.



VI
¿Sabes?, en algún lugar entre el cielo y la tierra
nuestras almas continúan conversaciones interrumpidas.
¿Qué es la distancia
sino una palabra?



VII
Las aceras, bajo las casas, se sueñan paseadas:
suéñate alma mía, suéñate.


VIII
Lo sé, me lo has dicho con frecuencia: no cambio.
Dices que nunca dejaré de ser una niña
agarrada a sus juegues, a sus nimiedades.
Por eso sigo guardando en mis bolsillos
objetos sin valor: arena, cristales de colores, conchas,
palabras cuyos significados desconozco,
y también un «tequiero» para cuando se te pase el enfado;
no puedo darte la razón en todo:
no es una nimiedad, te lo aseguro, sentirse viva.
Sentirse viva entre tus brazos.



IX
Cuando los párpados caen sobre los ojos
descorren aquel tiempo en que nada era
y el hombre, como un dios,
re-crea la luz en medio de su sueño.
Se hace la luz.
Algo me dice que debería cambiar las dudas porcertezas.




X
La venda se me antoja paisaje nevado.
Sobre él hay una lucha encarnizada.
Finalmente el sol lo tiñe de rojo.
No, no es mágica mi sangre. ¿O sí?



XI
Apartade mí, me digo, me recuerdas a Judas:
siempre mojando tu pan en mi plato
para después traicionarme cuando escribo.
Intuición.


XII
Darme la vuelta a mi mundo
por recalar en aquellos mis puertos preferidos.
De la noche, a la marea baja,
al alba de mí en ti,
sólo un paso: atracar. «Atracar de puntas y con muerto».



XIII
La imagen se difumina
deja de ser exactamente tú.
Entonces me arropo con mi única certeza:
tu voz sobre las otras.
Cenit.


XIV
¿No existe inubicado? Pues así es como me siento
vestida con mi desganada piel
de hacer lo acostumbrado.



XV
Ya sé porqué escribo.
Si no existieses,
te crearía, y tú serías mi protagonista principal.


XVI
Sobre un mundo en cenizas, amor,
me enseñaron tus ojos a
elevarme hasta el conjuro del ser y la palabra.
MercuroCromo (el color del infinito).


Blanca Sandino